Dra. Mónica Medina
TUMORES BENIGNOS DE MAMA
En este grupo de lesiones de la mama se incluyen todas las lesiones que provocan la formación de tumoraciones o nódulos (bultos redondeados) en la mama, sean o no sean producto de la multiplicación celular (tumores o cánceres benignos). Se excluyen otras lesiones ya comentadas que también provocan tumoraciones, por ejemplo los abscesos.
Fibroadenoma
El tumor benigno de la mama por excelencia es el fibroadenoma. Es típico en mujeres jóvenes, donde representa el 26% de la patología mamaria; en la población general representa el 10%. Es muy extraño que malignice y rara vez crece más allá de 4 cm, aunque se dan casos de fibroadenomas de 15 cm. Debuta como un nódulo mamario indoloro ovoide. En la exploración surge el diagnóstico: es duro pero elástico, no rígido, no duele al tacto y se desplaza dentro de la mama porque no tiene adhesiones a planos profundos o superiores (la piel se pellizca por encima). Se puede confirmar con ecografía, donde se verá una lesión única, bien definida y sólida. Si se quiere afinar el diagnóstico se realiza una biopsia por punción. Con este tipo de tumores se debe tener una actitud expectante y solo se recomienda cirugía en casos de crecimiento sostenido (que supere los 2 cm), dolor mamario o preocupación de la paciente.
Adenoma
Un tumor muy similar al fibroadenoma es el adenoma. Externamente no presenta diferencias con el fibroadenoma; se trata del mismo tipo de nódulo con las mismas características, solo se diferencia en los análisis microscópicos y en que es muy poco frecuente. Se caracteriza por ser un tumor muy bien aislado y se puede clasificar en varios subtipos: adenoma tubular (que es el adenoma puro), adenoma ductal, adenoma de la lactancia (se desarrolla durante un embarazo) y adenoma apocrino.
Hamartoma o fibroadenolipoma
También poco frecuente es el hamartoma o fibroadenolipoma, que es un nódulo bien definido y encapsulado que se asemeja a un fibroadenoma, que aparece generalmente en mujeres de 40-55 años. Se forma por grasa, músculo y tejido fibroso, lo que hace que sea difícil de palpar porque la consistencia es similar a la del tejido mamario. El tratamiento es la extirpación, pero esta no siempre es necesaria, pero sí obligada en el caso de duda del diagnóstico. Otro tumor poco frecuente es el tumor phyllodes o filodes, solo se da en el 0’3-0’9% de los casos de tumores de mama. Hace años se consideraba una enfermedad maligna pero microscópicamente no se puede demostrar, sin embargo, tiene una alta frecuencia de recidivas tras su extirpación y en ocasiones origina metástasis a distancia (sólo se etiqueta como carcinoma si las da). En general aparece como una tumoración no dolorosa, lisa pero con varios lóbulos, no es móvil como el fibroadenoma, suele medir unos 5 cm pero este tumor puede crecer mucho y puede deformar la glándula mamaria. Aparece a partir de los 40 años y la imagen en la mamografía es una masa fibrosa bien definida. El tratamiento es siempre quirúrgico, si recidiva no siempre indica que sea maligno, solo las metástasis a distancia lo catalogan como tal. Este tumor nunca metastatiza en los ganglios de la axila, así que nunca se extirpan. Si las recidivas son frecuentes está indicada la extirpación de toda la mama.
Lipoma
Más frecuente que los anteriores, y se puede incluir en los tumores benignos de mama, es el lipoma. Este tumor aparece como un nódulo bien definido, blando y móvil, está compuesto exclusivamente por grasa y limitado por una cápsula fibrosa, su tamaño oscila entre 2 y 10 cm y nunca deforma la mama. Es más frecuente a los 40-50 años y puede calcificarse como los fibroadenomas. El tratamiento se reduce al control clínico y solo se opta por la extirpación quirúrgica si el crecimiento es rápido o la mujer tiene fobia al cáncer de mama.
Tumores secretores
Dentro de los tumores benignos podemos señalar un grupo de tumores que provocan secreciones no lácticas por el pezón. Es el caso del papiloma intraductal; este tipo de tumores ocupan los conductos por donde se secreta la leche justo debajo de la areola, puede ser un tumor único grande o varios pequeños. Suele presentarse en mujeres que rondan la edad de la menopausia y origina una secreción de sangre espontánea por el pezón, generalmente solo por una de las mamas.
Otra tumoración que también podemos comentar dentro de las patologías que provocan secreciones a través del pezón es la ectasia ductal. Consiste en la dilatación de los conductos principales que transportan la leche al exterior, también debajo de la areola. Esta dilatación pude llegar hasta los 5 mm en su diámetro máximo y el interior se ocupa por grasa y desechos. Ocurre en la edad adulta y, con más frecuencia, en el periodo de la menopausia cuando las mamas empiezan a atrofiarse, a los 40-60 años. En su inicio no ocasiona síntomas, lo primero que aparece es un derrame espontáneo e intermitente por el pezón, de color variable aunque generalmente verdoso, pero que puede ser negro o marrón, de consistencia pegajosa, y que sale por uno o varios orificios del pezón. Progresivamente, el derrame se vuelve seroso, sanguinolento o claramente sangre. La mujer siente picor, quemazón y tirantez del pezón; puede provocar retracción del pezón por la cicatrización del conducto; es ahí cuando se palpa un tumor bajo la areola imitando a un cáncer de mama ya que se puede acompañar además de inflamación de los ganglios de la axila. La mejor prueba de diagnóstico es la ecografía que muestra la dilatación de los conductos bajo la areola, además se analizará el derrame a través del pezón. Si la ectasia ductal es leve no necesita tratamiento, pero cuando es molesto se realizará la extirpación de los conductos afectados.
Quistes mamarios
Por último, otro gran grupo dentro de las tumoraciones benignas son los quistes mamarios. Son tumoraciones mamarias cuyo contenido es líquido y su relación con el cáncer se desconoce, aunque se sospecha que es muy escasa. Son lesiones propias de mujeres maduras al comienzo de la menopausia (40-50 años), aunque pueden aparecer a cualquier edad; resulta raro antes de los 20 años y excepcional en la menopausia avanzada. Se presentan como tumoraciones bien delimitadas que se diagnostican mediante ecografía. Su tratamiento consiste en la punción para sacar el líquido que se analiza. Se pueden encontrar varios tipos:
- Quiste simple: consiste en la dilatación de los conductos de la leche profundos que se ocupan por líquido de color variable cuyo análisis indica si se trata de un quiste simple (líquido seroso claro), de un absceso (pus) o de un hematoma (sangre). Su presentación puede ser única o múltiple de tamaños variables. Se caracterizan por tratarse de nódulos que la paciente descubre cuando su tamaño supera 1 cm y que desaparecen tras la punción evacuadora, aunque un 30% vuelven a aparecer. Son nódulos de forma redondeada u oval, de consistencia blanda y móviles, en los que se aprecia tensión al ejercer presión sobre ellos, y que están llenos de líquido. El tratamiento consiste en la punción para sacar el líquido y meter aire, no estando indicada la extirpación por cirugía en un quiste único.
- Galactocele: es un quiste único que contiene leche líquida o espesa que se forma debido a una dilatación de un conducto de la leche. Está relacionado con la lactancia y suele desarrollarse cuando esta se interrumpe bruscamente. Se palpa como un nódulo esférico, móvil, bien aislado, de consistencia variable que si se aprieta puede provocar la salida de leche por el pezón. No es conveniente extirpar quirúrgicamente un galactocele, el tratamiento de elección es la punción evacuadora.